jueves, 26 de enero de 2017

EL CUERVO. Edgar Allan Poe



Mira delante, mira detrás,
pregunta lo que tú quieras
la misma respuesta tendrás:
"Nunca más". "Nunca más"

....con la cabeza apoyada - Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar, -y ya no usará nunca más!.



-"¡Miserable! me dije -¡Bebe, bebe el dulce filtro,y a Leonor olvidarás!".
-Dijo el cuervo: "Nunca más".
"Never more"
-Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
-meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
-y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
-como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
-"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
-sólo eso y nada más."
-¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
-Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
-Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
-en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal
-de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
-y aquí nadie nombrará.
-Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
-me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
-que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:
"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
-un tardío visitante esperando en mi portal. Sólo eso y nada más".
-Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
-"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
-pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguito
-y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
-que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
-sólo sombras, nada más.
-La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
-y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
-pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
-sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
-sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco volviola a nombrar.
-Sólo eso y nada más.
-Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
-pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
-"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
-veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
-Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
-¡Es el viento y nada más!".
-Más cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
-agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
-Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
-con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
-en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
-fue, posose y nada más.
-Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
-en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
-"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser
-osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
-¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"
-Dijo el cuervo: "Nunca más".
-Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
-sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
-pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
-ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
-Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
-que se llamara "Nunca más".
-Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
-como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
-No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
-hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
-por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
-Dijo entonces:"Nunca más".
-Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;
-"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
-del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
-que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".
-Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
-planté una silla mullida frente al ave y el portal;
-y hundido en el terciopelo me afané con recelo
-en descubrir que quería la funesta ave ancestral
-al repetir: "Nunca más".
-Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
-al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
-eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada
-sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
- Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
-y ya no usará nunca más!.
-Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
-mecido por serafines de leve andar musical.
-"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Dios estos ángeles dirige
-hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
-¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
-Dijo el cuervo: "Nunca más".
-"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
-¿Del Tentador enviado o acaso una Tempestad
-trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,
-a esta morada espectral? ¡Más te imploro, dime ya,
-dime, te imploro, si existe algún bálsamo en Galad!"
-Dijo el cuervo: "Nunca más".
-"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
-Por el Dios que veneramos, por el manto celestial,
-dile a este desventurado si en el Edén lejano
-a Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
-Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".
-"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
-¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
-¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu Ultraje
-quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!
-¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"
-Dijo el cuervo: "Nunca más".

-Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
-en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
-y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña
-cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
-y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
-no se alzará...¡nunca más


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