sábado, 22 de octubre de 2016

EL ALQUIMISTA





Santiago, un muchacho de dieciséis años, instruido en un seminario quiere viajar para conocer mundo; con el dinero que su padre tenía destinado a sus estudios compra un rebaño de  ovejas y viaja por los pueblos de Andalucía.
Un sueño repetido sobre un tesoro enterrado al lado de las pirámides de Egipto le empuja a vender su rebaño y embarcarse en la realización de su sueño. 
Tiene aventuras, conoce gente, se encuentra con la mujer de su vida… regresa al lugar donde se origina el sueño…
Es la historia de una peregrinación o la metáfora del viaje de la vida, escrita por Paulo Coelho y un poco autobiográfica, ya que según él mismo ha dicho, estuvo inmerso en el estudio de alquimia bastante tiempo y además esta obra la escribió dos años después de hacer el Camino de Santiago. 


NOTAS

  -Voy a guiarte a través del desierto -dijo el Alquimista.
 -Quiero quedarme en  el oasis -repuso el muchacho-. Ya encontré a Fátima. Y ella, para mí, vale más que el tesoro.
  -Fátima  es una mujer del desierto -dijo el Alquimista-. Sabe que los hombres deben partir para poder volver. Ella ya encontró su tesoro: tú. Ahora espera que tú encuentres lo que buscas.
  -¿Y si decido quedarme?
  -Serás  el Consejero del Oasis. Tienes oro suficiente como para comprar muchas ovejas  y muchos camellos. Te casarás con Fátima y viviréis  felices el primer año. Aprenderás a amar el desierto y conocerás cada una de  las cincuenta mil palmeras. Verás cómo crecen, mostrando  un mundo siempre cambiante. Y entenderás cada vez más las señales, porque el desierto es el mejor de todos los maestros.
    El  segundo año te empezarás a acordar de que existe un tesoro. Las señales  empezarán a hablarte insistentemente sobre ello, y tú intentarás ignorarlas. Dedicarás todos tus conocimientos al bienestar del oasis y  de sus habitantes. Los jefes tribales te quedarán agradecidos por ello. Y tus camellos te aportarán riqueza y poder.
  Al  tercer año, las señales continuarán hablando de tu tesoro y tu Leyenda  Personal. Pasarás noches enteras andando por el oasis, y Fátima  será una mujer triste, porque ella fue la que interrumpió tu camino. Pero tú le  darás amor, y ella te corresponderá. Tú recordarás que ella jamás te pidió que te  quedaras, porque una mujer del desierto sabe  esperar a su hombre. Por eso no puedes culparla. Pero andarás muchas  noches por las arenas del desierto y paseando entre las palmeras,  pensando que tal vez pudiste haber seguido adelante y haber confiado  más en tu amor por Fátima. Porque lo que te retuvo en el oasis  fue tu propio miedo a no volver nunca. Y, a estas alturas, las señales te indicarán que tu tesoro está enterrado para siempre.
El cuarto año, las señales te  abandonarán, porque tú no quisiste oírlas. Los Jefes Tribales lo sabrán, y serás destituido del Consejo. Entonces serás un rico comerciante con muchos camellos y muchas mercancías. Pero pasarás el resto de tus días vagando entre las palmeras y el  desierto, sabiendo que no cumpliste con tu Leyenda Personal y que ya es demasiado tarde para ello.
  -Si lo que  tú has encontrado está formado por materia pura, jamás se  pudrirá. Y tú podrás volver un día. Si fue sólo un momento de luz, como la explosión de una estrella, entonces no encontrarás nada cuando regreses. Pero habrás visto una explosión de luz. Y esto sólo ya habrá valido la pena. 
  -…el miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento.

-Hombres  de todo el mundo ya pasaron por esta aldea, hijo -dijo su padre-. Vienen en busca de cosas  nuevas, pero continúan siendo las mismas  personas. Van hasta la colina para conocer el castillo y opinan que  el pasado era mejor que el presente. Pueden tener los cabellos rubios  o la piel oscura, pero son iguales que los hombres de nuestra aldea.

-…recorre el mundo hasta que aprendas que nuestro castillo  es el más importante y que nuestras mujeres son las más bellas.

-El problema es que  ellas (las ovejas) no se dan cuenta de que están haciendo caminos nuevos cada día. No perciben que los pastos cambian, que las estaciones son diferentes,  porque sólo están preocupadas por el agua y la comida.

-Es  justamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace que la vida sea  interesante

-Las cosas simples son las más  extraordinarias, y sólo los sabios consiguen verlas

-Cuando vemos siempre a las mismas  personas terminamos haciendo que pasen a formar  parte de nuestras vidas. Y como ellas forman parte de nuestras vidas, pasan también a  querer modificar nuestras vidas. Y si no somos como  ellas esperan que seamos, se molestan. Porque todas las personas saben exactamente cómo debemos vivir nuestra vida. Y  nunca tienen idea de cómo deben vivir sus propias vidas.

-… en un determinado momento de nuestra existencia, perdemos el control  de nuestras vidas, y éstas pasan a ser gobernadas por el destino. Ésta es la mayor mentira del mundo.

-seas quien seas  o hagas lo que hagas, cuando deseas con firmeza alguna cosa, es porque  este deseo nació en el alma del Universo. Es tu misión en la Tierra.

-El Alma del Mundo se alimenta con la felicidad  de las personas. O con la infelicidad, la envidia, los celos.

-Y cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu deseo.

-... la gente siempre está en condiciones de realizar lo que sueña.

-El secreto de la felicidad está en mirar todas las maravillas del mundo, pero sin olvidarse nunca de las dos gotas de aceite en la cuchara.

-Voy a ser más duro y no confiaré más en las personas, porque una de ellas me traicionó. Voy a odiar a los que encontraron tesoros escondidos, porque yo no encontré el mío. Y siempre  procuraré conservar lo poco que tengo, porque soy demasiado pequeño para abarcar al mundo.

-Soy como todas  las personas: veo el mundo tal como desearía que sucedieran las cosas, y no como realmente suceden.

-Sintió  de repente que él podía contemplar el mundo como una pobre  víctima de un ladrón o como un aventurero en busca de un tesoro.

-Existe un lenguaje que va más allá de las palabras

-Si aprendo a descifrar este lenguaje sin palabras, conseguiré descifrar el mundo. Todo es una sola cosa.

-Tengo miedo  de realizar mi sueño y después no tener más motivos para continuar vivo.

-Acuérdate  de saber siempre lo que quieres
  
-El Universo fue creado por una lengua que todo el  mundo entiende, pero que ya fue olvidada. Estoy buscando ese Lenguaje Universal, entre otras cosas.

-Pero entonces entendí  la palabra de Alá, nadie siente miedo de lo desconocido porque  cualquier persona es capaz de conquistar todo lo que quiere y necesita.

-Sólo  sentimos miedo de perder aquello que tenemos, ya sean nuestras vidas  o nuestras plantaciones. Pero este miedo pasa cuando entendemos  que nuestra historia y la historia del mundo fueron escritas por la misma Mano.

-Porque  no vivo ni en mi pasado ni en mi futuro. Tengo sólo el presente,  y eso es lo único que me interesa. Si puedes permanecer siempre  en el presente serás un hombre feliz. 
Percibirás que en el desierto  existe vida, que el cielo tiene estrellas, y que los guerreros luchan  porque esto forma parte de la raza humana. La vida será una fiesta,  un gran festival, porque ella sólo es el momento que estamos viviendo.

-El  mal no es lo que entra en la boca del hombre -dijo el Alquimista-. El mal es lo que sale de ella.


-Una búsqueda  comienza siempre con la Suerte del Principiante y termina siempre con la Prueba del Conquistador.

-El muchacho se acordó de  un viejo proverbio de su tierra. Decía que la hora más oscura era la que venía antes del nacimiento del sol.

-Cuando tenemos los grandes tesoros  delante de nosotros, nunca los reconocemos. ¿Y sabes por qué? Porque los hombres no creen en tesoros.

-…para los sabios, el oro es  el metal más evolucionado.
Son  los hombres quienes no interpretaron bien las palabras de los sabios. Y, en  vez de ser un símbolo de la evolución, el oro pasó a ser la señal de las guerras.

-Sólo una cosa hace que un sueño sea imposible: el miedo a fracasar.

-Pero el viento  volvió a soplar. Era el Levante, el viento que venía de  África. No traía el olor del desierto, ni la amenaza de invasión de los moros.
Por el contrario, traía un perfume que él conocía bien, y el sonido  de un beso -que fue llegando despacio, despacio, hasta posarse en sus labios. 
                                                                           Paulo Coelho 1988


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